"You've got to hold on,
yeah you've got to hold on."
yeah you've got to hold on."
- Alabama Shakes -
No siempre se puede ir al límite, no siempre podemos ir al 100%, no siempre podemos dejar hasta el último respiro en la pista. A veces, solo a veces, es cuestión de equilibrio.
Todos estuvimos en ese momento, ese lugar, luchando contra ese contrincante infatigable que está dispuesto a todo con tal de humillarnos frente a todo el mundo. Lo sentimos venir, pudimos escuchar sus pasos creciendo con fuerza, retumbando. Y de golpe, casi como un flechazo, lo tuvimos prácticamente a la vista. No era nuestra imaginación, era algo tangible y concreto, mas real que nunca. Pero esta no va a ser la carrera, ni la hora, ni el día en que pueda vencernos. Hoy no.
Toda la estrategia queda patas para arriba en un santiamén, ya no se trata del cronómetro ni la distancia, no se trata de la voluntad ni de la medalla, no se trata del sudor ni de las lágrimas, se trata de ganar esta batalla y nada mas. Se trata de aprender a hacer equilibrio en un milisegundo, poner toda la experiencia al servicio de ese momento y rogar que los cálculos sean correctos, para evitar el desastre.
Y es que un kilómetro demasiado rápido, y perdemos. Un kilómetro demasiado lento, y perdemos. Tiene que ser todo a la perfección, balanceando velocidad con resistencia, concentración con relax, la mente con el cuerpo. Se trata de ir tan rápido como se pueda y ganar segundos, pero no apurarse tanto como para ceder cuando flaqueen las fuerzas. Se trata de apretar y no dejar ir, pero tampoco apretar tanto como para agotar todas las fuerzas. Se trata de aguantar y recorrer tan rápido como se pueda el trayecto de esa cuerda floja que nos toca transitar y de la cual, ante una súbita pérdida de equilibrio, no hay retorno.
El adversario, mientras, continúa su labor desmoralizadora, capaz de reducir a las lágrimas al mas fuerte de los hombres. Si acelero el ritmo le gano... pero llego a la meta? Si bajo el ritmo llego al a meta... pero llegaré por delante? Un nuevo tirón, lo contenemos, se calma... un nuevo tirón, lo contenemos, se calma... así todas las veces que sean necesarias hasta la meta.
Mientras mas cerca está la llegada, con mas ímpetu son sus arremetidas, sabiendo que estamos en jaque y al borde del colapso. Pero bajo ningún punto nos rendimos. El último sprint, meta a la vista, hombro con hombro, cruzamos casi juntos la línea... tarea cumplida, nos relajamos, nos aliviamos y empapados en sudor lo dejamos ir.
Hoy no iba a ser la carrera, ni la hora ni el día en que pudiera vencernos.
Hoy no. La victoria es nuestra.
Pudimos llegar al baño a tiempo.
PD: Dedicado a todos los runners que alguna vez tuvieron que abortar un entrenamiento para correr a la estación de servicio más cercana.
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