miércoles, 29 de enero de 2014

ADICCIÓN

"You can't do drugs! You can't do that baby.
All drugs are is just a perfect solution
to every problem you have right now."
- Louie C.K. -


¿Se siente bien, no? Esa sensación de desconexión absoluta, tan efímera como gigantesca. Esa sensación de que por un instante todo está bien y todo va a estar bien para siempre. Una vez mas ahí vienen el sudor frío en la frente, las pupilas dilatadas, la ligera fiebre mientras una vez mas las substancias adictivas recorren nuestras venas al ritmo de un cada vez mas acelerado ritmo cardíaco. El mundo se desdibuja en una mancha a nuestro alrededor, apenas si hacemos foco delante nuestro, como un caballo desbocado que no presta atención ni está interesado en lo que sucede en su periferia. Escuchamos sonidos, distantes, apagados; vemos caras, sabemos que nos miran casi con susto, pero no sabemos a quien corresponden; cruzamos infinitas líneas de colores que no sabemos exactamente que intentan separar.


Eufóricos, exultantes, imparables... pero majestuosos y livianos como el aire. ¿Así nos hace sentir esta particular droga, no? Bienvenidos al mundo de la adicción.




No pocos científicos han calificado al running como una adicción, y motivos no les faltan. Cada vez que salimos a correr un torrente de hormonas y compuestos inundan todo nuestro cuerpo. Dopamina, adrenalina y otro montón de inas menos conocidas pero no por eso menos importantes son responsables de las sensaciones de bienestar, placer, exaltación y coraje; no es casualidad que compartan familia química con la cocaína, heroína y demás amigos sintéticos. Es por eso que, acostumbrados a semejantes descargas, necesitemos cada vez con mas frecuencia nuestra dosis, ese hit que nos relaja, nos hace sentir bien, nos hace sentir como la chica mas linda de la fiesta, cuando probablemente estemos mas bien en el extremo opuesto de la escala, devaluación estética provocada sin dudas por la aleatoriedad de los cabellos, el sudor en la cara y el catálogo de aromas que desprendemos. Y como buena droga que es, el running nos pone una venda sobre los ojos para que podamos ignorar todos esos detalles para dejarnos solo lo bueno, lo deseable, lo que queremos repetir y consumir nuevamente cuanto antes.


Para algunos es todos los fines de semana. Para otros es día de por medio. Para los mas aplicados, cinco veces por semana. Para los que están en los recovecos mas oscuros de esta adicción, es todos los días. Y cada vez son mas quienes se proponen diariamente, sin excusas de clima, trabajo, familia, fiestas, accidentes aéreos, invasiones de naciones extranjeras. Es simple: se corre o se corre.



Esta práctica es denominada running streak y tiene algunas reglas mínimas: se corre todos los días, sin falta, al menos 2km. No hace falta mas que eso, solo 2km todos los días sin parar. ¿Durante cuantos días? Todo depende de cuan adicto seas y de cuanto crees que podes llevar tu adicción al límite. Hay gente que lo hace por dos semanas, otra que lo hace durante un mes, otra que lo hace durante 50, 100, 200 días... y hay gente que lleva 4 años consecutivos corriendo sin descansar un solo día.


¿Así que hoy extrañaste salir a correr? ¡Amateur! El de los running streakers es un club exigente, solo para los verdaderos junkies. ¿Así que corriste 200 días seguidos pero ayer no pudiste porque era tu casamiento? Lo lamento, el contador vuelve a cero. Que tengas feliz viaje de bodas. El mundo de las drogas es así.


No acaba ahí, la adicción impacta en toda nuestra vida social. Pronto dejamos de ver a nuestros amigos para perseguir nuestra adicción en soledad. Pasamos menos tiempo con nuestra pareja para reservarnos un momento al placer egoísta de un trote; o peor aún, los convencemos para que se unan. "Dale, una sola vez, vas a ver que te va a gustar...", y sin darse cuenta ya están deslizándose por un tobogán demasiado empinado y resbaloso como para poder subirlo nuevamente.


Como no podía ser de otra manera, impacta brutalmente en nuestra economía. Es que el dealer es muy astuto, nos desliza casi murmurando "Te puedo conseguir las ultimas New Balance... las traemos desde afuera, son exclusivas, acá no se consiguen, tengo alguien que las trafica desde el mercado negro...". Y también viene con polvos y píldoras nuevas, que prometen llevar siempre nuestra adicción a "nuevos límites". Y nos enseña nuevas formas en la que la adicción pega mas en nuestro organismo, nos enseña nuevas técnicas, métodos, formas de producir, consumir y disfrutar de la droga. Pero claro, todo producto y enseñanza tiene un precio.


Pero con las drogas también vienen los excesos y las sobredosis. Días en los que consumiste tanto que luego no podes moverte, simplemente estás ahí tirado, desenchufado del mundo, incapaz de moverte, dolorido, sin la capacidad para producir el mas mínimo impulso muscular para llevar a cabo cualquier actividad por sencilla y mínima que parezca. Claro que no le llamamos sobredosis sino que le llamamos carrera. Puede ser de 10K, 21K, 42K... es todo pura sintaxis. Lo único que queríamos era llegar al límite de cuanto podíamos consumir en el menor tiempo posible.






Si cada vez que perdes un entrenamiento, termina una carrera o te tomas un día de descanso te pones ansioso y te deprimís un poquito, te solicito que levantes la mano y te presentes, como voy a hacer a continuación.

"Mi nombre es Hugo Damián Pastor
y tengo un problema:
soy adicto al running."



jueves, 23 de enero de 2014

NO SE TERMINA HASTA QUE SE TERMINA

“Los kilómetros tienen todos los elementos del drama” 
Sir Roger Bannister

Toda carrera supone un desafío. Un objetivo, un plan, un procedimiento, un resultado. ¿Pero cómo medir éxito o fracaso?


Hace poco mas de 1 mes corrí la peor carrera de mi vida. No fue una maratón. Tampoco fue una ultramaratón. Menos, una carrera de montaña. Fueron los 12k mas duros que jamás imaginé que me iban a tocar correr.

No fue por la distancia, ni por falta de estado o preparación, ni por alguna contingencia gastrointestinal (como se mencionara en otra entrada anterior). Fueron mas de 35º C de sensación térmica, combinados con la excesiva humedad, resultando a la postre en devastación mental, desolación y ganas de renunciar. ¿Acaso había subestimado la distancia? ¿Valía la pena seguir, aunque sea arrastrándome?

A medida que la carrera transcurría, las fuerzas me abandonaban, las pulsaciones se disparaban y la incertidumbre crecía.  Mi amigo Rodolfo había -inexplicablemente- volado, siendo imposible mantener el ritmo de 5'/k propuestos para "cerrar el año con todo" (?). El estaba preparando El Cruce Tandilia y yo, digamos que yo solo venía con la entereza física y mental de haber terminado mi primer maratón. 

No me quedaban muchas excusas para seguir adelante. Estaba exhausto. Al promediar la carrera me había, literalmente, apagado. Toda mi energía estaba enfocada en no desfallecer, ya que el calor era abrasador y, para ser las 9:00 am, el sol nos regalaba lo mejor de sus UV. Era el presagio de una carrera abortada.

La carrera llegó a su final. Sin PB, la única satisfacción fue haber terminado de una vez esos duros 12k, con el impasse que me permití en la Bombonera, de caminarla de punta a punta (sirvió para reponerme mentalmente y recuperar aire), y así llegar hasta el final, sabiendo que, si bien no se pudo dar el resultado, se había dejado todo. Eso, era un éxito.

Siempre habrá revancha.